octubre 18, 2011

E003. Regreso [Final]


Ahora todos parecemos iguales. Ya no puedo recordar aquellos cantos que mi madre solía entonar cuando había fiestas en el pueblo, todas esas festividades han sido suprimidas, han apagado nuestro espíritu para que no tengamos nada porque luchar.
Sentí un fuerte golpe en la nuca seguido de un grito –ponte a trabajar y deja de perder el tiempo– un soldado atrás de mi había notado que tome un respiro, así que tengo que continuar con mi jornada.
Después de varias horas alguien vino a llamarme, solo pude escuchar a lo lejos que gritaban mi nombre. Salí de la mina y afuera estaba un grupo de personas que no podía distinguir con seguridad si eran soldados, mercenarios, funcionarios o rescatistas. Me escoltaron hasta una sala enorme donde había una mesa puesta con comida y bebida, mientras me indicaban que tomara asiento, un hombre vestido de negro sentado al final de la mesa me dijo amablemente –toma asiento y come algo, se te ve muy flaco–. No sabía con seguridad lo que pasaba y pensé que me matarían, sin embargo, hacia tanto que no comía algo que luciera tan bien que decidí comerlo.
El hombre espero un par de minutos y comenzó hablar –como has notado las cosas no han estado bien, estamos haciendo descubrimientos importantes pero sabemos que tu tienes información que nos puede ser valiosa– sin contestar cosa alguna, seguí comiendo y solo asentí con la cabeza. –Venimos a buscarte porque sabemos que estas aquí por error y eres una persona muy importante para esta cadena–
Solo pregunte ¿usted a quien sirve? El hombre solo frunció el ceño y me contesto –eso no es relevante, lo importante es que si no trabajas con nosotros no podrás salir de aquí, ya sabes demasiado y no podemos dejarte ir, pero es tu decisión–.
Evaluando la situación, me di cuenta que su propuesta no era nada amable y no tendría más opción, por lo menos me estaban dando la posibilidad de salir de esa desagradable mina y tener oportunidad de trabajar en lo que tanto me gusta, aunque en realidad no sé a quien estoy sirviendo.
Después de decirle que aceptaba el trabajo aquel hombre me extendió la mano, estrecho la mía y salió de la habitación, seguido de eso un soldado me tomo del hombro y me escolto hasta donde estaba un auto. Me llevaron a un hotel y me dieron ropa,  dinero y algunos documentos. Me dijeron que volverían por mí más tarde y me alistara.
Lo primero que hice fue bañarme, hace tanto no sentía el agua sobre mi cara, ya había olvidado ese pequeño placer mundano, que de tan cotidiano ya parecía normal, después de una larga ducha me aliste y espere a que llegaran por mí, encendí el televisor y me di cuenta que solo había un canal disponible, en aquel canal transmitían publicidad, esperaba que hubiera alguna noticia, pero no encontré nada.
Después de un par de horas tocaron a la puerta, era el mismo hombre el cual me había llevado a ese hotel, me escolto hasta la puerta sin decir ni una palabra, ahí me esperaba un auto bastante lujoso, subí y me llevaron hasta un laboratorio. Al entrar me dieron una credencial, tomaron mis huellas digitales y me fotografiaron varias veces. Me indicaron mi lugar de trabajo. Al fondo de aquel laboratorio. Recibí instrucciones precisas de no hablar con nadie acerca de mi trabajo.
Me dieron todo el instrumental necesario y una dotación de ígnea con la que podría crear energía para varios años, pero todo estaba meticulosamente contado y trabajaba bajo la vigilancia de varias cámaras, sin saber quién estaba detrás de ellas. Con las investigaciones previas que había hecho el trabajo era más sencillo, sin embargo aun así estaba interesado en conocer más sobre la ígnea.

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